En el primer parque de bomberos en el que trabajé, entre los años 1992 y 2008, de una plantilla total de 30 bomberos, 4 de ellos desarrollaron enfermedades autoinmunes, algunas de ellas muy raras, incluso el primer caso en la provincia. Esto representa un 13% de la plantilla, una proporción altísima en comparación con la población general. Este dato me llevó a interesarme por la relación entre la profesión de bombero y la prevalencia de estas enfermedades. Entre ellas pude ver que están la colitis ulcerosa, la colangitis esclerosante primaria, la granulomatosis con poliangitis (Wegener), la miositis autoinmune y la ataxia autoinmune, las cuales resultan del ataque del sistema inmunológico contra los propios tejidos del cuerpo, es decir, se trata de que algo ha trastornado al sistema inmune (un contaminante posiblemente) y ahora confunde células sanas de nuestro cuerpo con antígenos (bacterias o virus) y les ataca como si fueran amenazas; la consecuencia es obvia: la destrucción de tejidos de nuestro cuerpo por parte del sistema inmunitario que nos debería proteger.
Este artículo pretende abrir una lanza en este campo revisando la evidencia científica disponible para comprender mejor esta relación, explorando los posibles factores contribuyentes y comparando con la población general.
Los bomberos están expuestos a una variedad de agentes potencialmente nocivos, los tres principales son los siguientes:
Diversos estudios han investigado la prevalencia de enfermedades autoinmunes en los bomberos, sobre todo desde la última década. Anteriormente se centraban en el cáncer, pero de un tiempo a esta parte se ha visto que los riesgos profesionales del colectivo van más allá; en este gráfico se muestras algunos de los resultados más relevantes:
Como vemos, estos estudios sugieren una asociación entre el trabajo de bombero y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes; por lo que se hace necesario intensificar las investigaciones para clarificar las causas y establecer protocolos de prevención adecuados.
Las hipótesis planteadas por los científicos para explicar este fenómeno incluyen la exposición a toxinas ambientales que alteran la función inmunológica, y el estrés crónico que puede desencadenar o exacerbar respuestas autoinmunes, ambos factores podrían interaccionar explicando la mayor incidencia detectada en los bomberos.
Los posibles mecanismos fisiopatológicos que se consideran para explicar la mayor prevalencia de enfermedades autoinmunes en bomberos incluyen:
Comparar la prevalencia de enfermedades autoinmunes entre bomberos y la población general es crucial para entender el impacto de los resultados científicos en todos los campos de la salud ¿de qué nos servirían los resultados si no tuviéramos con qué población comparar? ¿cómo sabríamos que la incidencia de asma en trabajadores del sector textil es un factor de riesgo profesional si no sabemos cuál es la incidencia en la población general?. Si la incidencia en el sector textil fuese del 1,92%, viendo esta cifra aisladamente no podríamos saber qué significa, sin embargo, si supiéramos que la incidencia en la población general es del 0,5% ya lo tendríamos más claro. Esta es la labor que hace la epidemiología; en este sentido, los estudios epidemiológicos muestran que la prevalencia de las enfermedades autoinmunes es significativamente mayor en bomberos que en la población general. Por ejemplo, la prevalencia de colitis ulcerosa en la población general es aproximadamente del 0.1%, mientras que en bomberos puede alcanzar hasta el 4% e incluso el 5% dependiendo de los años de servicio.
El gráfico 2 compara la prevalencia de varias enfermedades autoinmunes específicas (como artritis reumatoide, lupus y tiroiditis de Hashimoto) en bomberos y en la población general.
El gráfico 3 compara la prevalencia de varias enfermedades autoinmunes según los años de servicio.
Está claro que algo ocurre y no lo habíamos tenido en cuenta…
Además de los estudios mencionados, he encontrado varios artículos relevantes que abordan la prevalencia de enfermedades autoinmunes en bomberos y otros aspectos relacionados con la salud ocupacional en esta profesión, entre ellos los siguientes:
Enfermedades Pulmonares Intersticiales: Un estudio encontró una alta prevalencia de enfermedades pulmonares intersticiales (ILD) en bomberos, con una tasa significativamente mayor que la de la población general. Este estudio también destacó que muchos bomberos afectados tenían enfermedades autoinmunes coexistentes, como la fibrosis pulmonar idiopática y la neumonía intersticial usual, sugiriendo que la exposición a inhalantes y otros agentes tóxicos podría ser un factor contribuyente importante (Frontiers).
Impacto Global de las Enfermedades Autoinmunes: Un análisis basado en el Estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD 2021) evaluó la incidencia, prevalencia y mortalidad de varias enfermedades autoinmunes en diferentes regiones del mundo. Aunque este estudio se centró en enfermedades autoinmunes en general, proporciona una base de datos robusta sobre la variabilidad de estas enfermedades a nivel global, lo que puede ser útil para comparar con los datos específicos de bomberos (BioMed Central).
Enfermedades Autoinmunes en los Bomberos del 11-S: Otro estudio se enfocó en la incidencia de enfermedades autoinmunes en Bomberos de la Ciudad de Nueva York después de los ataques del 11 de septiembre. Este estudio encontró un aumento significativo en la incidencia de enfermedades autoinmunes sistémicas, lo que subraya los riesgos a largo plazo asociados con exposiciones en el lugar de trabajo (Frontiers).
Exposición a Sustancias Químicas y Enfermedades Cardiorrespiratorias: Diversos estudios han reportado una mayor incidencia de enfermedades cardiorrespiratorias y cáncer en bomberos debido a la exposición a compuestos peligrosos durante su trabajo. Estos hallazgos sugieren que la exposición ocupacional a sustancias químicas puede jugar un papel significativo en el desarrollo de enfermedades autoinmunes, entre otros problemas de salud (Frontiers) (BioMed Central).
Por mi propia experiencia, he podido comprobar que los porcentajes aquí expuestos pueden superarse ampliamente, como de hecho ocurrió en mi parque, es decir, si ya de por sí observamos que estas enfermedades aumentan, también es posible que se acentúen mucho más en un momento dado.
En nuestro caso, desconozco cuál pudo ser el contaminante al que fuimos expuestos, o si pudo ser una combinación de factores (construcción del antiguo parque con materiales poco saludables, inhalación de contaminantes en los incendios, especialmente alguno al que fueron varios turnos en varias guardias, etc.); el caso es que si ha pasado en el cuerpo de bomberos en el que trabajo, bien puede pasar el alguno de los vuestros, si es que no ha ocurrido ya.
No obstante, aunque lo de mi parque pueda ser un repunte inusual, los estudios muestran una evidente vulnerabilidad del colectivo a estas enfermedades, por ello, creo que es crucial promover políticas de prevención que tengan en cuenta esta vulnerabilidad y traten de minimizar la exposición a agentes nocivos y fortalezcan el apoyo psicológico para los bomberos, con el fin de reducir la incidencia de estas enfermedades en nuestro grupo profesional.
En otras palabras, si la incidencia de estas enfermedades ya es mayor debido a la exposición a contaminantes y al estrés de los incendios digamos «convencionales», la cosa podría empeorar si le sumamos aquellos contaminantes menos usuales, pero más tóxicos, a los que de forma puntual nos pudiéramos exponer.
En definitiva, no se trata sólo del cáncer, que ya sabemos todos lo que pasa desde que la IARC ha encuadrado nuestra profesión en la categoría 1, este artículo pretende poner en evidencia que hay otras vulnerabilidades, también graves, que nos obligan a cuidarnos mucho; sobre todo del humo, a lo largo de toda nuestra carrera profesional…
Daniels, R. D., Kubale, T. L., Yiin, J. H., Dahm, M. M., Hales, T. R., Baris, D., … & Pinkerton, L. E. (2014). Mortality and cancer incidence in a pooled cohort of US firefighters from San Francisco, Chicago and Philadelphia (1950-2009). Occupational and Environmental Medicine, 71(6), 388-397.
Glass, D. C., Sim, M. R., Pircher, S., Del Monaco, A., Dimitriadis, C., & Thompson, B. (2016). The health outcomes of Australian fire fighters: A cohort study. Journal of Occupational and Environmental Medicine, 58(9), e325-e334.
Larson, T. C., Claus, E. B., & Boss, E. F. (2018). Occupational risk of autoimmune disease: The firefighter cancer registry. American Journal of Industrial Medicine, 61(1), 49-58.
Frontiers | Interstitial Lung Disease in Firefighters: An Emerging Occupational Hazard. Disponible en: Frontiers.
Age-standardized incidence, prevalence, and mortality rates of autoimmune diseases in adolescents and young adults (15–39 years): an analysis based on the global burden of disease study 2021. Disponible en: BMC Public Health.
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