Reloj no marques las horas…(Extra)
Imaginemos que tenemos la piscina estropeada, y pierde por una de sus paredes. Buscamos y descubrimos que la grieta comienza en la parte superior, y va descendiendo por la pared en dirección al fondo de la piscina. Ahora mismo la grieta tiene unos 10 cm. La solución que se nos ocurre para no reparar la piscina es quitarle un poco de agua, hasta que llegue justo a la grieta, así ya no pierde. El agua que le quitamos nos viene estupendamente para regar un jardín que tenemos próximo, y ya que prevemos abundante agua en los próximos días, nos atrevemos incluso a plantar unos tomates y unas flores.
Pero, la grieta no se queda ahí parada. Conforme los cimientos van cediendo en esa pared, la grieta va avanzando. Así que, nosotros vamos quitándole agua a la piscina, y regando nuestro bello jardín, que cada día nos da más tomates y más flores.
Mientras dura ese ciclo, la cosa va estupendamente. Todavía queda agua para pegarnos un buen baño, tenemos tomates para la ensalada, y flores para regalarle a nuestras mujeres y a nuestras madres. Es maravilloso incluso, y se nos vienen a la cabeza refranes como “no hay mal que por bien no venga”, o “al mal tiempo buena cara”, e incluso “no digas de esta agua no beberé” y chorradas de ese tipo…
No obstante, la física más básica nos pasa factura, y por tanto, llega un día en el que el agua se acaba, y con ella se va el acostumbrado baño, y nuestro bello huerto-jardín, que acaba secándose para siempre.
Pensar que quitarle agua a nuestra piscina es el mejor método para seguir teniendo una piscina sería correcto si la grieta no avanzase. Pero como vemos, la física no se ajusta a nuestras esperanzas.
En los Servicios de Bomberos en todo el Estado está pasando algo similar.
La grieta es la falta de personal, quitar agua son las horas extra y el huerto es el dinero que vamos a ganar a corto plazo.
La grieta avanzará inexorablemente, porque todos nos hacemos mayores, y porque la jubilación anticipada hará el resto. Si seguimos haciendo horas extra nos encontraremos con que la tasa de reposición de efectivos se verá retrasada y contribuiremos al mantenimiento de unas plantillas escasas y envejecidas.
Finalmente, los puestos de 2ª actividad, allá donde escasamente estén regulados, no van a ser suficientes para todos, y el huerto-jardín que creemos tener hoy, se secará definitivamente.
Es como intentar apagar un fuego con agua echándole toneladas de gasolina al mismo tiempo por otro lado. Es absolutamente incomprensible. Y sólo se entiende si de alguna manera te interesa que ese incendio permanezca activo. Cosa que no creo que ningún bombero esté por la labor.
Dejemos de hacer horas extra en todos los SPEIS del Estado. Pidamos que las plantillas se renueven, que se creen puestos adaptados en el operativo para aquellos que necesiten pasar a segunda actividad. Porque de lo contrario nos vamos a encontrar un panorama dantesco en muy breve espacio de tiempo, del que va a ser muy difícil salir.
Muchos están deseando que nuestros servicios dejen de ser funcionales para acusarnos de que “lo público no funciona”, y hay que sustituirlo por la competitividad y la iniciativa privada. Si seguimos “dorándole la píldora” con este asunto de las horas, estaremos trabajando en esa dirección, absolutamente contraria a los fines e intereses de nuestras organizaciones.
Como dice un gran escritor americano: “Una bolsa de dragones compra el silencio de cualquiera por un tiempo, pero un dardo disparado con puntería lo compra para siempre”. George R. R. Martin.