Mantuve la puerta abierta para que los gatos se sintieran como en casa. Ellos entraban y salían, hacían y deshacían, comían y bebían, y mantenían a raya la población de ratones. Así ha sido durante décadas en mi casa; durante siglos en mi pueblo. Finalmente, incluso quitamos la puerta, pues ya no servía de nada.
Si no pones una puerta en casa, es muy posible que pasen décadas y nadie te robe si vives en un pueblo pequeño. Por supuesto que es posible, de hecho pasa, porque la sensación que te da es que no necesitas ninguna puerta. Y mientras esa sensación de invulnerabilidad te acompañe, tus gatos se benefician de ello. Sin embargo, eso estuvo bien mientras eras alguien respetado en ese pueblo y la población era pequeña, pero ahora tu barrio se ha hecho más grande, no conoces apenas a tus vecinos, y lo más importante, al no haber sentimiento alguno hacia ti y tu familia, no existe respeto que impida ver tu puerta abierta como una oportunidad de robar.
En esa situación la mejor opción, antes de que te entren en casa, es volver a poner una puerta y mantenerla cerrada...
Llevando esta lectura al lenguaje bomberil, lo mismo ocurre si no cierras las puertas en tu casa. Pueden pasar décadas sin que sufras un incendio en casa y no veas la importancia del gesto de cerrar las puertas. Sin embargo, en un incendio, el hecho de tenerlas cerradas o tenerlas abiertas tiene consecuencias muy distintas en el avance del incendio y en tu seguridad.
En definitiva, generalizando el mensaje de los compañeros de Barcelona (Tanca la Porta al Foc)“, tanquem la porta als futurs incendis professionals.
Pero ¿me he vuelto loco y no digo más que tonterías en este blog?… es posible que se trate de síntomas de demencia prematura; mientras despejo las dudas con un neurólogo, os dejo un audio interesante para vuestro entretenimiento…
¡Una mentira es como un gato: hay que detenerlo antes de que se salga de la puerta o será muy difícil de atrapar!
Charles M. Blow