Plantillas y financiación en bomberos. Propuestas…
De todos es bien sabida la situación deficitaria que estamos viviendo en cuanto a plantillas y financiación se refiere.
Tras la aplicación del RD 383/2008 de 14 de marzo en el que se establece el coeficiente reductor de la edad de jubilación para los bomberos al servicio de las AA.PP., se ha producido una consecuente pérdida de efectivos “anticipada”; hecho, que ha coincidido temporalmente con la congelación de convocatorias de empleo público practicada por los sucesivos gobiernos estatales desde 2011. Lo que ha favorecido la constante reducción y envejecimiento que ya de por sí se da en las plantillas de los SPEIS.
Si nos fijamos en la tasa de crecimiento de la plantilla experimentada en el periodo 2005-2010, observamos que el crecimiento fue del 13%, con una tasa anual de ingreso superior a 500 bomberos (2.689 bomberos en dicho periodo). Si extrapolamos el porcentaje de jubilaciones anual respecto de la población trabajadora general (1,6%), encontramos que en el periodo 2011-2017 pueden haberse jubilado alrededor de 1.500 bomberos.
Por lo que podemos deducir que de los 21.722 bomberos profesionales existentes en 2010 se estima que la plantilla no supere los 20.200 bomberos para mediados de 2017, lo que da un ratio. de 2.300 hab/b. Muy lejos de los 1.629 hab/b. de media en la UE.
Es decir, si continúan las congelaciones de plazas y las plantillas no se dimensionan con criterios de eficacia y eficiencia operativa, es previsible una pérdida anual de alrededor de 300 bomberos en el conjunto del Estado; a lo que hay que sumar el estancamiento respecto a la tasa de crecimiento anual del 13% que, como hemos dicho, se venía produciendo hasta 2010; lo que nos da una pérdida potencial de 800 bomberos/año que incrementa cada día el ratio hab/b.
La NFPA (Asociación Americana de Protección Contra Incendios) nos muestra en uno de sus estudios publicados, que “el tiempo de ejecución de tareas complejas en intervenciones se reducía a casi la mitad cuando la dotación era de cuatro bomberos, en comparación con una dotación de tres bomberos”. De hecho, el comité técnico de la NFPA, recomienda que exista una dotación mínima de cuatro bomberos si se quiere una intervención segura, eficaz y eficiente. Por otro lado, un estudio realizado en el Westerville Fire Departament puso de manifiesto que los equipos de cuatro bomberos podían llegar a realizar los rescates de víctimas en los incendios un 80% más rápido que los equipos de tres.
En Francia, la legislación nacional indica que en un Centre de Secours (CS o Parque municipal) deben tener entre 8 y 15 bomberos de guardia, mientras que un Centre de Première Intervention (CPI o parque auxiliar) tendrán entre 4 y 6 bomberos. Hay que destacar que en los CS deben estar preparados para atender una intervención de incendio y otra de rescate a la vez, mientras que los CPI deben estar preparados para atender al menos una intervención en incendios. Con lo cual se está siguiendo el principio básico de mínimo 4 efectivos para cada misión.
¿Qué nos dice todo esto? Sencillamente que cualquier parque que cuente con una dotación, ésta ha de ser como mínimo de 4 bomberos (un cabo jefe de salida).
Si cuenta con dos dotaciones, tendrá 8 como mínimo (dos cabos), y entiendo que además un sargento jefe de turno (porque a partir de dos equipos es necesario coordinar esa intervención). Y así sucesivamente…
Estamos hablando de MÍNIMOS, que nadie piense que estoy proponiendo esto como plantillas operativas ideales.
Muchos podríamos pensar que en nuestros parques estemos por encima de esos mínimos; sobre todo en parques centrales municipales, con dotaciones de entre 8 y 15 bomberos de guardia. Pero si hiciéramos un recorrido “turístico” por los 686 parques de bomberos existentes en el Estado, nos daríamos cuenta de que la realidad de otros compañeros es bien diferente. Por poner un ejemplo, en Alcañiz son dos de guardia, en Calamocha uno, y en Teruel tres. Y así podría seguir por muchos otros parques de la geografía nacional, en los que sistemáticamente se encuentran por debajo de los mínimos recomendados por estas prestigiosas agencias profesionales americanas y los estudios realizados en algunos servicios de bomberos.
Haciendo un cálculo rápido y oficioso, en España existen unos 400 municipios de más de 20.000 habitantes,donde viven unos 32 millones de ciudadanos. Y unos 7.700 municipios de menos de 20.000 habitantes, con unos 15 millones de habitantes.
Si dispusiéramos de dos salidas por cada municipio de más de 20.000, obtendríamos una cifra de 18.000 bomberos. Plantilla que habría que aumentar como mínimo a 20.000 porque de lo contrario nadie podría salir de vacaciones respetando esos mínimos. No obstante, habríamos dejado sin atender al menos a 15 millones de ciudadanos, por lo que los cabildos y las diputaciones se encargan de ellos estableciendo consorcios. Suponiendo que en estos consorcios se encuentren los 286 parques restantes, con una dotación mínima de 4 bomberos, más uno para las vacaciones, se necesitarían 7.150 bomberos.
Esto nos dice, así a bote pronto, que la plantilla mínima estatal para los parques actuales no debe bajar, en ningún caso, de 27.150 bomberos. Es decir, necesitamos aumentar la plantilla al menos, en 7.000 plazas, para saber que estamos trabajando con los mínimos recomendados, ni siquiera con los “deseables”.
Por lo que la actual plantilla estimada; por otra parte envejecida, de unos 20.200 bomberos, es claramente insuficiente, y se encuentra peligrosamente por debajo de los mínimos recomendados en atención a la seguridad de la población que protegen.
La regulación actual tan sólo obliga a disponer de servicio contra incendios propio a aquellos municipios de más de 20.000 habitantes; y a la Diputación o entidad provincial a asumir el servicio en los de menos habitantes. Pero no define cómo han de ser estos servicios, ni cuáles son las dotaciones que han de tener para que dicho servicio sea efectivo.
Por esto, muchos consideramos que es absolutamente necesario que España cuente con una normativa marco que regule los SPEIS, y, entre otras cosas, establezca unas dotaciones “mínimas” por parque.
Y que de ahí en adelante no se juegue con la vida de los ciudadanos.
Básicamente la distribución actual de la financiación de muchos servicios de bomberos se corresponde con algo parecido a:
Si se pudieran obtener otros recursos no provenientes de los presupuestos de las AAPP y UNESPA tendremos dos posibilidades:
1.- Reducir la aportación de los presupuestos de las AAPP locales (reduciendo la carga impositiva al ciudadano en general):
2.- Mejorar la calidad del servicio, y aumentar el catálogo de servicios:
Observamos que la Ley de Bases de Régimen Local (que determina las competencias y obligaciones de prestación del servicio) no distingue entre las capacidades presupuestarias de los diferentes Ayuntamientos, por lo que se observan diferencias entre la oferta de servicios de los cuerpos de bomberos del Estado, con variaciones importantes en cuanto al desarrollo de funciones de prevención, de inspección, de programas específicos, incluso de aspectos operativos básicos de fuego o salvamento (grupos o especialidades por ejemplo). Por lo que, de cara a homogeneizar el servicio en todo el Estado, independientemente de la capacidad presupuestaria de la administración local que soporte el SPEIS, una opción podría ser buscar financiación basada también en otras fuentes que no sean únicamente los presupuestos de las AAPP locales:
Es decir, que la propia normativa marco estatal establezca nuevas fuentes de financiación para los SPEIS, introduciendo en el sistema de financiación a las CCAA, al Estado, y a fuentes de financiación indirecta como pueden ser las tasas por todos aquellos conceptos que tengan que ver con los SPEIS, como licencias de apertura, sanciones, tasas por inspecciones, etc.
Tenemos que estar dispuestos a realizar cambios en nuestra forma de trabajar, aumentando el catálogo de servicios que ofrecemos.
Los ciudadanos nos necesitan, no sólo para apagar sus incendios o rescatarlos de situaciones críticas, sino para velar por que esas cosas no les sucedan; lo que redunda directamente en la prevención.
Actualmente estamos absolutamente volcados en Extinción de incendios y el salvamento, y en ese aspecto estamos dando hasta la última gota de nuestra sangre. No obstante, ha llegado el momento de tener un respiro, y cambiar el rumbo de nuestra profesión fuera de la tempestad que se cierne ante nosotros.
Llegó el momento de la unión. Llegó el momento de ser lo que somos; de estar donde queremos estar.
www.cubp.es
4 comentarios
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Gracias compañeros 🙂
Con respecto a lo que sería una plantilla mínima de intervención, en el libro Euro Firefighter de Paul Grimwood hace referencia a la normativa de la oficina federal de salud laboral de USA. Si no recuerdo mal, para poder actuar de modo “ofensivo” en un siniestro (es decir, entrar a atacar) requería el cumplimiento del principio “two in, two out”, es decir, un binomio de ataque interior y otro en el exterior que pudiese efectuar un eventual rescate. Además, sería necesaria la presencia del operador de bomba (conductor) y un mando. En la práctica, dependiendo del estado, significaba un equipo mínimo de seis personas, si bien en algunos admitían que uno de los miembros del binomio exterior, o el operador de bomba, ejerciese el mando, con lo que se reducía a 5. Desde mi punto de vista, creo que esta sería una dotación mínima mas razonable, pues la de cuatro efectivos no permite cumplir con las funciones mínimas para operar con seguridad: Mando, operación de bomba, ataque y rescate. No quiere decir que en siniestros de menor complejidad no sean viables dotaciones menores, o incluso que existan parques de dotaciones reducidas (hablamos de 3 efectivos como mínimo, en cualquier caso), que efectúan un primer control defensivo a la espera de ser reforzados por operativos de otro parque. Claro que eso requeriría una infraestructura y gestión del servicio de la que en la mayoría del territorio carecemos, por lo que esto solo tendría viabilidad como un modo de completar cobertura una vez establecido un mínimo de parques centrales adecuadamente dotados en personal y medios.
En fin, por soñar que no quede XD
Efectivamente, 2 in + 2 out requieren que además exista un conductor (evidente para nosotros los bomberos), y de un jefe de intervención o jefe de equipo al menos, para dirigir la misma con una visión más panorámica. Gracias por tu aportación, un saludo.