Los bomberos en Francia (1 de 4) – Historia

Los bomberos en Francia (1 de 4) – Historia

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Esta es la primera de una serie de cuatro entradas en las que vamos a darle un repaso a las principales características de los bomberos de Francia. Veréis que conociendo la historia y el funcionamiento de estos bomberos, y más adelante de otros bomberos europeos, estaremos en mejores condiciones de conocernos a nosotros mismos, y de saber quiénes somos, y qué camino queremos seguir.

Como ya hice con el manual de AFD, al final de estas cuatro entradas os adjuntaré un ebook en pdf con todos los contenidos en formato descargable.

Comenzamos…

Los bomberos en Francia son conocidos como “Sapeurs-Pompiers” (Zapadores-Bomberos). Dicho nombre proviene de dos tipos de tareas que tradicionalmente se les venían atribuyendo prácticamente desde sus comienzos: Zapar (trabajar con la herramienta) y Bombear (trasegar agua con una bomba).

En esta entrada vamos a dar un repaso histórico a la formación de este servicio público en nuestro país vecino, porque como veréis, conociendo esta historia, estaremos en mejor disposición de entender la nuestra; la cual veremos más adelante.

En la alta edad media, cuando no existían redes de agua corriente, los bomberos debían combatir la propagación del fuego, a menudo, talando el arbolado o eliminando acumulaciones de combustible de alrededor de las construcciones incendiadas; tarea propia de los zapadores militares, cuya misión es facilitar la aproximación mediante labores de excavación o el talado de árboles. Para los ciudadanos y autoridades, las cuadrillas que realizaban esas tareas eran conocidos como zapadores, independientemente de quiénes fuesen (militares o civiles) de ahí que fuera fácil atribuirles el sobrenombre de “sapeurs”.

Como podemos adivinar, la segunda acepción (bombero) se refiere a aquel que manipula la “bomba”, en este caso contra incendios. A su vez, la palabra “bomba”; aunque no está del todo claro, parece provenir del griego “Vómvos” que significa “zumbido”. Por otra parte, es curioso que en latín “Bombum” signifique auge o apogeo, es decir, momento o situación en que algo llega a su máximo grado de perfección, intensidad o grandeza; como, por ejemplo, el momento en el que un artefacto explota, o cuando logra extraer agua de algún lugar…

La historia des Sapeurs-Pompiers podríamos decir que comienza en 1254, cuando el rey Luis IX, decreta que los artesanos y albañiles deben estar al servicio de la sociedad y acudir a ayudar, y contribuir a la lucha contra el fuego cuando sean solicitados mediante el llamado “Part du feu”. Cuando un fuego era declarado en alguna localidad, los vecinos avisaban al campanero; que hacía tocar las campanas de una forma específica, avisando con ello a los artesanos y albañiles, que debían acudir a la plaza municipal a recibir información sobre dónde dirigirse a prestar el debido auxilio. Por el propio toque de campana, la melodía, los vecinos de los pueblos franceses sabían que se trataba de una alarma de incendio, y acudían al lugar de reunión establecido.

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Ciudadanos franceses de diferentes oficios acudiendo a sofocar un incendio – S. XIII

En 1472, Luis XI va más allá, recordando a las prostitutas que deben ayudar en las labores de extinción, portando los cubos, a las órdenes del verdugo de su ciudad (legalmente su “protector” por aquel entonces). Así, cuando se declaraba un incendio, estas mujeres debían acudir a las dependencias del verdugo; considerado el jefe de bomberos por la Corte de Luis XI, para formar parte de las cuadrillas contra incendios, junto con los artesanos y albañiles.

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Prostitutas y artesanos participan conjuntamente en la extinción de un incendio – S. XV

No obstante, este sistema no estaba falto de problemas. Los artesanos y albañiles debían dejar sus trabajos, por no hablar de prostitutas y verdugos, mientras que el resto de ciudadanos no estaban obligados a participar de las peligrosas labores de extinción. A partir de 1670, en París se comenzó a remunerar a aquellos ciudadanos que participasen en la extinción de incendios, y por tanto, a cobrar al ciudadano por sofocar el incendio en su propiedad, lo que se tradujo en un encarecimiento del servicio. Como consecuencia, los ciudadanos evitaban, en la medida de lo posible, llamar al servicio de bomberos, y se organizaban cuadrillas de vecinos para realizar las tareas de extinción.

En el S. XV todavía se siguen utilizando los mismos medios de extinción que ya usaran los romanos (Cubos de cuerda trenzada y de maderas ligeras, siphos (o jeringas de extinción), bombas de Ctesibio-herón…). Además, en las villas francesas estos medios eran escasos, de manera que que los incendios se convirtieron en un serio problema, pues para cuando los medios “remunerados” eran avisados, la magnitud del incendio ya era considerable.
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Ciudadanos franceses utilizando siphos para sofocar un incendio

No obstante, en 1699 un ex criado de Moliére (François du Mouriez du Perier), en vista de la situación, consiguió que el rey Luis XIV le concediese la licencia para fabricar bombas contra incendios manuales para todo el territorio nacional, y desde 1670 hasta prácticamente todo el S. XIX, los municipios comenzaron a adquirir y utilizar este tipo de artilugios de mano para combatir los incendios en sus propiedades o en comunidades de vecinos.

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François du Mouriez du Perier

 Du Mouriez hizo un viaje a Holanda en 1698, y allí conoció al Sr. Jan Van der Heiden, el cual había inventado una bomba contra incendios manual, tirada por caballos, que superaba con creces las capacidades extintoras de los siphos o jeringas o los cubos utilizados en Francia.

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Bomba de Van der Heiden

 Du Mouriez trajo una de estas bombas a Francia, y en el castillo de Meudon hizo una demostración ante el rey Luis XIV. Este último, en 1699, le confió la fabricación y comercialización, nombrándole director de una de las compañías de bomberos de la ciudad de París. Este mismo hombre, Mouriez du Perier, fue posteriormente el fundador del Cuerpo de Bomberos de París en 1716.

Mouriez du Perier

Esta situación condujo, ineludiblemente, a que los índices de siniestralidad se asociaran a un resultado nefasto en demasiadas ocasiones, por lo que, ya conocidas las ventajas de la bomba de Van der Heiden, y siendo posible fabricarlas y adquirirlas en Francia, en 1716 nace en París el Cuerpo de Guardias de Bombas (Corps des Gardes Pompes) como primer cuerpo de bomberos público y gratuito de Francia, de la mano de Mouriez du Perier.

La bomba contra incendios fue mejorada sustancialmente por un londinense en 1725, Mr. Richard Newsham, logrando una bomba remolcable con un rendimiento de 12 l/seg. y una altura de 40 m, sustituyendo paulatinamente a las bombas de Van der Heiden en el mercado francés.

Bomba de Newsham 1725

 Bomba contra incendios de Newsham

Más tarde, en 1733, una ordenanza real de Luis XV, autorizó la extensión de este servicio a todo el territorio nacional de forma “gratuita” (pero no aclaraba suficientemente quién estaba obligado a prestarlo), por lo que en 1790, una ley nacional de seguridad,  confía a la autoridad municipal la competencia para prestar este servicio público. La ley decía así: Las autoridades municipales quedan autorizadas para prevenir y proveer del socorro necesario ante accidentes y plagas desastrosas.

Resulta curioso que en esta ley de 1790 ya se atribuya a los servicios municipales la competencia de “prevención de incendios” y que a día de hoy multitud de servicios en España todavía no la hayamos integrado eficazmente.

A partir de 1750 los bomberos de París fueron parcialmente militarizados, y recibieron su primer uniforme:

En 1791 otro decreto real establecía que los municipios, no sólo quedaban autorizados a prestar el servicio contra incendios y salvamento de forma gratuita, sino que quedaban “obligados en la medida de lo posible” a contar con bombas y material contra incendios.

En 1811 se creaba la Brigada de Sapeurs-Pomipers de París, como cuerpo militar, ocupando y sustituyendo a los bomberos civiles de la Ville de Paris. En la siguiente entrada hablaremos con más detalle de este asunto.

En 1815, una ley del Ministerio del Interior, recomendaba a los prefectos crear en cada municipio un servicio contra incendios y salvamento exclusivamente civil. Conviene aclarar que en Francia los prefectos son los representantes del estado en los departamentos (provincias en España), y que normalmente se encuentra en la capital del mismo (Por tanto, equivalen a los gobernadores civiles). Hasta este momento, a pesar de que los municipios contaban con el beneplácito para prestar el servicio, y la obligación de contar con materia contra incendios, el personal que se hacía cargo del servicio formaba parte de la Guardia nacional (Ejército Francés) de los cuarteles cercanos, y de personal voluntario que era requerido por las autoridades municipales. Es decir, las dependencias donde se guardaba el material las prestaba el municipio, pero el personal era militar de los cuarteles cercanos.

Ese mismo año, una circular del abad de Mostesquieu (ministro del interior), establecía que para ser bombero en Francia había que demostrar que previamente se poseía  un oficio relacionado con la construcción, y para ser reconocidos como bomberos, deberían llevar una placa identificativa o una bufanda. El uniforme todavía no es obligatorio en toda Francia, aunque en París ya se había introducido desde 1811.

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Sapeurs Pompiers de París – S. XIX

A estas alturas, son pocos los municipios que han organizado un verdadero servicio público de bomberos en Francia. Por ello, en 1831 se establece que las milicias de la Guardia Nacional (Ejército) pueden ser utilizadas por los municipios con fines de lucha contra incendios. Una vez construidos los escasos parques de bomberos, y las milicias de la Guardia Nacional  estaban instalados en ellos, en 1852 una ley establece que los bomberos (militares instalados en cuarteles municipales) pasan a ser civiles, como Sapeurs-Pompiers, dejando de estar vinculados a la Guardia nacional, aunque siguen al servicio del Ministerio del Interior.

Posteriormente, el decreto del 29 de diciembre de 1875 regula los cuerpos de sapeurs-pompiers de la siguiente forma:

– Misión principal: lucha contra incendios
– Dependen del Ministerio del Interior
– Los municipios deben participar en los gastos comunes
– Eliminación de las diferencias entre bomberos municipales
y de la Guardia Nacional (París)
– Establece un uniforme
– A las órdenes del Prefecto de un “Inspector Departamental”

En esta época, concretamente en 1888, D. Luis Gugumus, bombero de la ciudad de Nancy, diseñó la primera “gran escalera” de bomberos que operó en incendios, con hasta 19 m de altura, mucho más fácil de manejar que las que existían en la época. Posteriormente fue fabricada e integrada en la BSPP. Esta primera escalera tirada por caballos es conocida en Francia como “La Rosalie”. La misma escalera se montó en los primeros camiones de bomberos  y estuvo en servicio en Francia hasta principios del S. XX.

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Si observamos las escasas fotos o grabados del S. XIX nos daremos cuenta de que al principio, los vehículos de bomberos no estaban pintados de rojo, sino que su color podía variar según las preferencias del fabricante o de los municipios que los adquirían. Las primeras bombas de vapor eran tiradas por caballos en carruajes, normalmente de color verde oscuro (color militar) y algunos pocos de color negro, tras los cuales brillaban las maravillosas bombas fabricadas en bronce. No obstante, las bombas remolcables adquiridas en Inglaterra estaban pintadas en color rojo bermellón, pues allí los carruajes eran de color rojo debido a la mayor visibilidad y menor número de accidentes. Las autoridades de bomberos de París hicieron extensivo dicho color a sus carruajes, oficializando este distintivo para todos los bomberos de Francia.

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 Vehículo autobomba color rojo (1900), junto a otro todavía color verde del S. XIX

 Pero el sistema todavía tiene muchas carencias: No disponen de suficientes parques, ni material contra incendios, ni siquiera de suficientes medios para declarar las alarmas (campanas, trompetas, etc.). La organización municipal resulta ser cara y no se ha extendido lo suficiente, por lo que a partir de 1925 se autoriza a los municipios a asociarse para crear servicios de bomberos comunes (consorcios), y no es hasta 1955 cuando se crean los actuales servicios departamentales contra incendios, al servicio del Prefecto departamental, y un inspector. Cada municipio es defendido por centros de emergencias (parques) de 1ª y  de 2ª llamada (parques centrales y parques auxiliares en España).

En 1932 se crea el teléfono de bomberos en París, el “18”, haciéndose extensivo paulatinamente a toda Francia. El sistema funcionaba a nivel local, redireccionando el teléfono hacia el parque de bomberos más cercano al llamante, pero a partir de 1980, el “18” se centralizó en el CTA/CODIS, que es un centro coordinador en el que actualmente funciona el teléfono 112.

Logo 18 - 112

El decreto del 25 de octubre de 1976, rompe con la exclusividad masculina, y por fin autoriza a las mujeres a ser bomberos. A día de hoy suponen el 10% de la plantilla de bomberos de Francia.

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En el centro: Françoise mabille, la primera sapeur-pompier de Francia

Por último, el 13 de agosto de 2004 el Diario Oficial publica la modernización de la Ley de Seguridad Ciudadana. Esta ley proporciona las bases para la jubilación de los bomberos voluntarios y un plan de carrera para los profesionales, reconociendo, la naturaleza peligrosa de la profesión de bombero.

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Los bomberos, profesionales y voluntarios, por fin quedaban regulados oficialmente en toda Francia.

Seguimos en la próxima entrada…

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