La formación en bomberos: 1. Introducción

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Lo que ha venido sucediendo...

Desde casi el principio de entrar en el cuerpo de bomberos pude darme cuenta de que una de las principales cuestiones a abordar era el tema de la formación del personal. A principios de los 90, al menos donde yo me encontraba, los conocimientos técnicos y procedimentales eran una especie de tabú sujeto casi al ocultismo. El que sabía algo se lo guardaba para sí, pues sobre la base de ese pequeño conocimiento adquirido por “x” caminos, sostenía su prestigio profesional a lo largo del tiempo. Cuando preguntabas algo, alguien te decía…¡eso lo tiene que saber fulano! Ibas a preguntarle y en aras de no perder el poco estatus social que había logrado escalar esa persona a base de aprovechar ocasiones para dejar entrever que sabe de algo, sin llegar a explicarlo del todo, te ibas casi igual que habías llegado. De esa forma, aunque había muchas creencias erróneas, existía una especie de conocimiento distribuido por la plantilla sobre cómo proceder en cada una de las emergencias a las que nos enfrentábamos, lo cual no sólo favorecía la cooperación, sino que obligaba a hacer uso de ella, porque cada uno de nosotros por separado no hubiera sido capaz de llegar a todas las conclusiones operativas de cada emergencia.

Así éramos…¿porque ahora ya no verdad?

 

Las demandas laborales de una profesión multidisciplinar como la nuestra, según se aborde la formación y el trabajo en equipo, pueden favorecer que acabes en una de estas dos situaciones…

Lo que sucede...

Pues bien, resulta que eso sigue sucediendo casi 30 años después.

Así de simple: seguimos casi igual, y apenas ha cambiado el modelo aunque hayan mejorado muchos aspectos. Por el contrario, ahora los conocimientos, destrezas y competencias han aumentado, son múltiples, y la sobrecarga de información satura al personal y produce mucha frustración. 

El resultado es extrañamente igual que el de antaño: algunos saben de unas cosas, mientras que otros apenas saben nada sobre eso (ni pretenden saberlo), y así, si coincides con el primero de ellos, podrás solventar el problema, y si no está de guardia y los que nos encontramos allí no lo sabemos, pues hay que buscarse la vida como sea…Habrá quien piense que eso no pasa de ser una anécdota, pero lejos de eso, tiene consecuencias emocionales a medio plazo. En este sentido, una de las cuestiones más importantes es la percepción de autoeficacia. Si la formación falla, las demandas de conocimientos, destrezas y competencias no para de aumentar o ya de por sí es bastante amplia, es cuestión de tiempo que aparezca una sensación de incompetencia que se sustenta en una baja percepción de autoeficacia como profesionales. Si además tampoco se ha abordado correctamente el trabajo en equipo, el debriefing y, sobre todo, el defusing, y tienes el suficiente tiempo libre como para quedarte solo rumiando, intentando desconectar de tu trabajo, entonces apaga y vámonos…

Sin embargo, siendo optimistas, no está todo perdido; muy al contrario, creo que existe una forma mejor de hacer las cosas, y además dentro de la guardia, así que a lo largo de varias entradas trataré de abordar esa problemática, y aportar un punto de vista que quizá pueda aportar algo positivo a esta profesión. Al menos, aunque me lleve tiempo, voy a intentarlo, os pido paciencia porque esto requiere bastante dedicación…

¿Me acompañas?