Esta es una de esas historias que comienza con una buena idea pero que tropieza con los muros casi infranqueables de la burocracia administrativa. Muy a pesar de que se trata de una de las mejores opciones disponibles en la lucha contra el COVID-19, curiosamente este proyecto no ha partido de las AAPP, ni de ningún grupo empresarial de la rama sanitaria con peso internacional o estatal, sino de un grupo inicialmente compuesto de cinco científicos, profesores y técnicos, que ha dado lugar, estoy seguro, al salvamento de muchas vidas. Al final de este artículo os pongo los enlaces correspondientes.
Según las conclusiones de los científicos, hasta que llegue una vacuna podremos encontrarnos en un escenario de muchos meses, por no decir años, en el que se abandone paulatinamente el confinamiento siempre y cuando seamos capaces de tomar una serie de medidas de prevención eficaces, entre las que se encuentran dos que vamos a tratar en este artículo, ambas relacionadas con la detección temprana de la enfermedad.
Como sabréis, los test más eficaces a la hora de detectar la enfermedad son los test PCR, los cuales están copando los laboratorios de los hospitales, desbordando su capacidad, lo que unido al hecho de que cada test tiene un coste considerable, está allanando el terreno para el avance del virus. Todos sabemos que uno de los mayores problemas de esta pandemia son las limitaciones en cuanto a capacidad de camas UCI y recursos médicos, pero lo que no se tiene tan claro es el problema de los test de detección temprana que permitan mapear la enfermedad y cortar las alas a la progresión del virus.
Imaginad que pudiéramos detectar la enfermedad con una simple tira reactiva en orina, cuyo coste fuese unos céntimos por tira y que tuviese una fiabilidad aceptable. En tal caso, con un coste relativamente pequeño se podría testear a toda la población casi a diario, volver a la “normalidad” tomando las medidas oportunas de distanciamiento social y de higiene, pero controlando eficazmente el confinamiento o tratamiento preventivo de personas concretas, evitando contagios y muertes.
Pero eso no es tan fácil, ya que esas tiras reactivas no existen. Y los test que se hacen ahora ni tenemos mucha disponibilidad, ni son lo suficientemente baratos como para hacerlos de forma continuada a toda la población; además de que la capacidad de procesamiento de los laboratorios es limitada por los medios y recursos humanos actuales; con lo cual estamos ante un cuello de botella que favorece la expansión del virus.
Por otro lado, hemos de saber que uno de los mayores riesgos es que el virus entre en tus pulmones y provoque una neumonía considerable, la cual está detrás de la mayoría de fallecimientos. Si esa neumonía no se detecta a tiempo y se trata, puede suponer el agravamiento y la muerte del paciente incluso en cuestión de horas.
¿Cómo se está detectando tempranamente el avance pulmonar del virus? es decir, ¿cómo saben que la enfermedad ya ha entrado en esa fase de riesgo potencial?
El procedimiento habitual es la radiografía de tórax, o el TAC, pero ambas pruebas están dando muchísimos falsos negativos, es decir, en fases tempranas de la enfermedad, cuando el virus ya se encuentra en los pulmones, esas pruebas no son capaces de detectar la neumonía, con lo cual la enfermedad progresa y para cuando se hace visible puede que ya sea tarde.
Conocedores de los riesgos que nos amenazan a todos, cinco amigos crearon una asociación llamada CovidWarriors, y se pusieron manos a la obra…
Una de ellos, una investigadora española que trabaja en el King’s College de Londres; Rocío Martínez, los puso en sobreaviso: Existen robots opensource que son capaces de hacer 2400 test PCR diarios, aumentando exponencialmente la capacidad de detección que tenemos actualmente. Pero claro, hay que comprarlos (100.000€ cada uno), traerlos a España, crear el software para hacerlos funcionar y colocarlos en hospitales correspondientes. La burocracia de las AAPP impedía que estas se hicieran cargo, así que por su cuenta crearon el proyecto COVICHAIN ROBOTS que, con la ayuda de varias empresas y personas involucradas, han conseguido traer, de momento, 4 de esos aparatos, con una capacidad semanal de más de 67.000 test PCR (casi 270.000 mensuales) con una inversión que podría ser menor a los 500.000€. Y digo inversión porque esos mismos 270.000 test mensuales podrían costar con el sistema actual unos 11 millones de euros (22 veces más que han costado los robots, “cada mes”).
Por otro lado, también han dado la voz de alarma sobre un hecho importante, y es que la detección temprana no pasa por la radiografía, ni por el TAC, sino por la ECOGRAFÍA. ¿cuál es el problema? pues sencillamente que NO HAY ECÓGRAFOS SUFICIENTES EN ATENCIÓN PRIMARIA.
Por tanto, llego a varias conclusiones interesantes:
– Necesitamos hacer test masivos para detectar asintomáticos, pero los circuitos de detección están saturados y los propios test no son fáciles de conseguir y tienen un coste que hay que tener en cuenta.
– La detección y seguimiento de la neumonía requiere del uso de ecógrafos para ser precisa, pero las existencias de estos equipos son limitadas y los médicos hacen uso de otras tecnologías que tienen a su disposición, menos eficaces, generando muchos falsos negativos.
Además, los ecógrafos portátiles se pueden llevar a centros con personas especialmente sensibles, como son las residencias y hospitales habilitados, mejorando el pronóstico de los pacientes, siendo además fáciles de desinfectar y de usar.
Los cuerpos de bomberos, así como el personal sanitario y fuerzas y cuerpos de seguridad, tienen la misión de salvaguardar la vida de las personas en situaciones de emergencia. Y para lograrlo se pueden hacer muchas cosas más allá de las funciones ordinarias, más todavía ante la situación que vivimos actualmente.
Por otro lado, si los centros de análisis que lleven a cabo las pruebas prescritas por los servicios de medicina preventiva van a ir saturados, yo creo que no es de recibo que nos incluyan a nosotros por delante de los ciudadanos en los mismos listados y equipos. Tampoco es justo, ni es éticamente aceptable, que se llegue a un acuerdo por el que “se nos cuele”, llegado el caso, máxime cuando existe toda una tecnología para hacer esa tarea de forma paralela.
De las estimaciones que conocemos sobre la pandemia y las previsiones sobre el plazo de tiempo que durará la vacuna y su extensión entre la población, podemos prever que va a ser necesario conocer la prevalencia de la enfermedad entre la población de bomberos y del resto de personal de servicios esenciales de emergencia, porque, de no ser así, no se puede retomar la “normalidad” con garantías en esa segunda fase. Momento en el que van a retornar el número de servicios y si no estamos al 100% lo vamos a notar en la calidad del servicio a todos los niveles.
Para ello, creo que es necesario hacer test, conociendo la prevalencia del personal, de forma que se tenga control sobre los turnos, siendo muy difícil de controlar de cualquier otro modo sin comprometer la operatividad a medio plazo.
Cada ecógrafo puede costar una media de 4000€, y quizá hagan falta unos 150 más por provincia. ¿Qué coste supondría eso sumado a la adquisición de robots?
Podemos comprobar que en algunos cuerpos de bomberos, y en otras administraciones públicas, se están comprando miles de test, por un valor cercano incluso al que cuestan estos robots. Test que se van a gastar tarde o temprano, y vuelta a empezar. ¿por qué no coordinarse y poner a disposición de todos los servicios esenciales y de los ciudadanos algunos de estos equipos?…
Por poner un ejemplo, adquirir 2 robots (4800 test diarios) y 150 ecógrafos por provincia asignando un robot a servicios esenciales, poner el otro a disposición del hospital, más el posible remanente del primero, y distribuir los ecógrafos para los servicios de atención primaria, supondría un coste provincial de aproximadamente 1 millón de euros.
Con esos equipos aliviaríamos el cuello de botella que tenemos ahora, se podrían salvaguardar los servicios esenciales. Se incrementaría considerablemente la capacidad diagnóstica de los médicos de atención primaria en aquellos escenarios en los que tienen que desempeñar su trabajo actualmente. Y se pondría a disposición de la ciudadanía una mayor capacidad a la hora de hacer test PCR.
En definitiva, empleando ahí el dinero estamos matando varios pájaros de un tiro; nos protegemos y protegemos a la ciudadanía en esta situación de emergencia.
Quisiera animar tanto a empresas como a administraciones públicas a ponerse en contacto con CovidWarriors, informarse, y poner los recursos que puedan a disposición de los proyectos que están desempeñando, cuyos frutos ya se están viendo en cuatro hospitales de referencia, dos en Madrid y dos en Cataluña.
Ellos ya lo han hecho, conocen la ruta comercial, proveedores tanto de robots como de ecógrafos, han desarrollado el software de los robots y están dándolo todo de forma altruista por todos nosotros.
¿Por qué no hacer extensivas estas soluciones al resto del Estado? Y como dice Andreu Veà: ¿por qué no ayudarles a ayudar a los que ayudan?
Cada administración, cada cuerpo de bomberos con entidad jurídica propia, cada empresario o grupo empresarial que quiera colaborar; cada cual que aporte lo que pueda, pero hoy es más necesaria que nunca la coordinación y la colaboración entre todos.
Si desde alguna administración o empresa se desea hacer algo respecto de la detección temprana de la enfermedad, por favor, no dejéis de poneros en contacto con ellos…
Al fin y al cabo, no estamos hablando de gastos, sino de inversiones y de humanidad, pues con toda probabilidad, lo que ahora pueden ser costes, se traducirá en vidas, que es el único activo que de verdad nos debe importar.
Por y para bomberos
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