Consecuencias de las alarmas sobre la salud. Procedimiento de trabajo

Consecuencias de las alarmas sobre la salud. Procedimiento de trabajo

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En esta entrada puedes descargar un procedimiento de secuencia de la fase de alarma para un parque de bomberos, que ha tenido en cuenta los resultados encontrados en los estudios sobre las consecuencias psicofisiológicas del estrés producido por las alarmas y que, a su vez, se basa en el cumplimiento de la legislación vigente en materia de PRL y protección de la salud.

En este sentido, existen estudios científicos que revelan que durante la fase de alarma en bomberos:

  • Existen incrementos de la frecuencia cardíaca de unos 150 latidos por minuto de media.
  • Mayores niveles de cortisol, afectando al sistema cardiovascular, provocando problemas de fatiga, afectando a la capacidad de conducción y a la respuesta cognitiva tras ser despertado mediante una alarma.
  • Existe una asociación entre elevaciones sostenidas de cortisol eleva las citoquinas inflamatorias IL6, y empeora la sintomatología de las enfermedades autoinmunes hasta en un 74%.
  • Los eventos estresantes frecuentes de alta intensidad, corta duración, pero repetitivos en el tiempo, como es el caso de la situación psicofisiológica en la que sitúan las alarmas a los bomberos, afectan al eje nervioso-endocrino-inmunológico, y pueden tener los mismos efectos negativos sobre la salud que otros eventos más estresantes que se presenten de modo puntual (pérdidas de un ser querido, traumas, etc.).
  • Hasta un 14% de las muertes en bomberos, debidas a problemas cardiovasculares, se están produciendo durante la fase de aviso de alarma.
  • El estrés asociado y los parámetros cardiovasculares mejoran si se implementan medidas correctoras respecto de la alarma.

La alta activación simpática que se deriva del alartma estresimpacto de la alarma se ha de sumar a la activación propia de la fase de anticipación (la información que recibimos sobre el siniestro), de manera que el bombero sufre un incremento considerable de su respuesta emocional, cognitiva, conductual y hormonal (estrés), y que, sin duda, va a condicionar el desarrollo de la intervención, además de las posibles repercusiones en su estado de salud, y que, evidentemente, aumentan a medida que pasan los años.

En la fase de alarma, además de realizar el primer análisis de la información disponible sobre el aviso, se implementan los previsibles procedimientos de intervención y se selecciona el tren de salida y la dotación necesaria, por lo que este protocolo requiere que se pongan en marcha recursos con altas demandas de rendimiento emocional, físico y mental, y debido a que el sistema nervioso simpático y el endocrino no son precisamente los mejores amigos de las respuestas racionales, la activación que supone el implemento de un sistema de alarma inapropiado, supone, de facto, un elemento que distorsiona la correcta realización de las tareas de nuestros equipos de intervención, restando calidad al servicio.

Cuanto menos distorsión psicofisiológica nos provoque la alarma, mejor preparados estaremos para afrontar la primera fase de nuestra intervención

Desde hace varias décadas los cuerpos de bomberos van siendo cada vez más conscientes de la importancia de mantener los índices de activación (estrés) en la fase de anticipación lo más bajos posible, de ahí que en la mayoría de servicios se hayan sustituido las viejas alarmas de timbre metálico, avisadores acústicos continuos e incluso altos volúmenes de altavoz, por avisadores luminosos, megafonía con volúmenes ajustables y, en el mejor de los casos, avisadores acústicos progresivos.

Atendiendo a las fuentes científicas podemos ver que implementar un procedimiento de alarma adecuado no sólo puede mejorar la calidad de nuestro servicio; lo cual ya es motivo suficiente, sino que, al mismo tiempo estaremos cumpliendo con lo estipulado en la legislación vigente, tal como el Real Decreto 486/1997, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo; El R.D 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido y la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales en cuanto a los principios de la acción preventiva se refiere.

Después de conocer los riesgos derivados y la legislación vigente, restaba confeccionar un procedimiento que finalmente fue presentado en marzo de 2016 en el Consorcio Provincial de Alicante.

De momento se ha implantado de forma parcial, ya que sólo se aplica en horario nocturno y de forma manual. No obstante, dado que su implantación completa no conlleva una gran inversión, seguiremos intentando “convencer”, ya que realmente merece la pena tomarse este asunto en serio. Y aunque ya se ha identificado el riesgo, el tratamiento que se le da a este particular no está completo en cuanto a lo estipulado en la normativa de referencia respecto de la acción preventiva contra el ruido.

El procedimiento implantado de forma parcial; aunque ha mejorado bastante este particular, al no estar automatizado, es susceptible de incumplimiento debido a que está sujeto a interpretaciones o prejuicios del bombero o mando responsable de dar el aviso. Además, los niveles y el emplazamiento de los dispositivos no están delimitados; Siguen existiendo altavoces en lugares inapropiados, incluso emplazados junto a las camas, y en zonas de descanso, formación y estudio.

Por lo tanto, este análisis trasciende del mero deseo o capricho de dos bomberos empeñados en implantar un procedimiento, y entra de lleno en el terreno de lo que la ciencia y la medicina está diciendo sobre los efectos de las alarmas sobre la salud de los trabajadores, y en lo estipulado en la legislación en materia de prevención de riesgos laborales una vez que identificamos el riesgo.

Adaptar el sistema de alarma no es una cuestión de “capricho”, ni un signo de “debilidad” o de “poco bomberismo”. Tiene unas claras connotaciones fisiológicas, cognitivo-conductuales y emocionales que no podemos controlar, y que inciden de manera clara sobre nuestras operaciones y sobre la calidad del servicio. Y esto viene ocurriendo durante décadas de manera innecesaria.

Si deseas solicitar que se implante este procedimiento en tu Servicio de Bomberos, además del pdf que puedes encontrar al comienzo de esta entrada, puedes descargarte la solicitud tipo que hemos preparado con la intención de facilitarte el trabajo. Pincha aquí

Si no existiera forma alguna de evitarlo, deberíamos resignarnos, qué duda cabe, pero existen equipos electrónicos disponibles fácilmente instalables, y procedimientos eficaces que no restan efectividad al operativo, y son respetuosos con la salud y con la calidad de nuestro servicio.

Por favor, tomemos conciencia de ello, y cambiémoslo.


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